La Metamorfosis... sí, de Kafka...

viernes, 16 de abril de 2010

Hace 19 años que leí este libro. Me gustaría decir que fue de manera fortuita, pero no. Me vi obligada a ello. En 5º curso de la antigua E.G.B. recibimos la tarea de leer un libro durante el verano y traer el resumen a comienzo de curso. Cuando pregunté a mi padre qué libro de nuestra, entonces modesta, biblioteca podía leer, al llegar a casa me dijo:


- Toma, éste es de un hombre que se despierta convertido en insecto. Es... como de ciencia ficción... te puede gustar.

Y lo comencé. Nada más empezar, con las entendederas que mis nueve años me daban, no hacía más que realizarme preguntas, que para mí eran muy importantes, trascendentales, como por ejemplo: ¿cómo se convirtió ese hombre en insecto? no me servía que la historia comenzara por ahí, con el ser ya transformado, ¿lo hizo un mago? Y luego ¿por qué todo transcurre en la habitación? ¡qué coñazo! ¿por qué Gregor no mandaba a su familia a la porra y se largaba a buscar un mago que lo desconvirtiera? ¿por qué quería ir a trabajar a toda costa si era un bicho? ¿por qué lo pasa tan mal alguien que no ha hecho nada malo? (bueno, quizá aprendí aquí que los buenos no siempre reciben justicia, elemento siempre presente (y engañoso) en los cuentos infantiles.

-Papá, creo que lo voy a dejar, no me está gustando mucho.
-No, no, ya lo has empezado. Te lo lees ¡no dejes los libros a medias!
-Jooo, perooo...
-Mira, léete cinco páginas todos los días y no se te hace tan pesado.
-...

Y hasta que acabé el libro, el momento de las cinco páginas se me convirtió en el instante del día más sufrido.
Todavía hoy tengo varias incógnitas que no he resuelto (ni creo poder resolver, porque mi padre dice haberlo olvidado). ¿Por qué tuvo mi padre tanto interés y tanta insistencia en que leyera un libro que claramente mi mente infantil no iba a compreder? ¿Por qué me vendió la moto diciéndome que era de ciencia ficción? sabía que me gustaban las películas de ese género, pero Kafka, ni mucho menos pensaba en eso cuando escribió su libro. En cuanto a la interpretación que yo le di a esa edad, fue la de pensar que la literatura para adultos apestaba.

Stanley Corngold da cerca de 159 interpretaciones al libro entre las que destaca la, quizá más evidente, crítica social hacia la integridad del individuo atrapado en la burocracia estamental.
Quizá a Stanley le hubiera gustado tener en cuenta una 160ª interpretación de una tierna mente pueril.

Y esta es la historia de cómo ese verano del 91, permanecería para siempre en mi memoria. En especial el "señor Kafka", al que detesté durante años y se me erizaba el pelo con solo oir su nombre, hasta hace relativamente poco. A veces, en conversaciones literarias, para desahogar mi frustración, si sale el "señor Kafka" a colación, no puedo evitar soltar: "yo leí La metamorfosis con 9 años", como el acohólico anónimo que se presenta para tratar de superar los malos momentos pasados.

En los días presentes, no puedo evitar reirme cada vez que me acuerdo, pero desde luego, si tengo que hablar de un libro que me marcase de pequeña, sin duda éste.

Ayer mismo, recordé de nuevo la historia, porque al llegar a la biblioteca, en la sección de novedades, vi la publicación del siguiente comic:


Por supuesto tuve que traerlo a casa y leerlo, sin dejar de sentir por el protagonista esa compasión inicial que ya siempre sentiré por Gregor Samsa que, cuando "despertó una mañana tras un sueño intranquilo, se descubrió transformado..."


Los inútiles esfuerzos de Gregor por tratar de normalizar la situación. ¡Qué angustia!

Magnificos dibujos de Peter Kuper, que se ha molestado en adaptar a esta forma de arte secuencial los textos de mi odiado Kafka, reiterando que lo inverosimil está siempre ante nosotros.... que me lo digan a mí...

¿Quieres saber algo aún más divertido? Ese año cambié de colegio y el trabajo nunca fue entregado.


La Metamorfosis. Franz Kafka. Peter Kuper. Astiberri. Bilbao, 2007.


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