Siempre he opinado una cosa: niño prodigio igual a vida intensa, igual a vida corta.
Muchos personajes históricos, entre ellos Mozart, lo han demostrado.
Es sabido por muchos que a los cuatro años Mozart ya daba conciertos. Su padre lo paseaba por Europa como a un mono de feria para exhibir sus talentos musicales. En los carteles de sus conciertos anunciaban:
"Toca el clave con los ojos tapados, reconoce desde lejos todas las notas y todos los instrumentos. Improvisa al clave y al órgano en cualquier tono".
La vida del joven Mozart estuvo llena de contrastes: fue pobre, luego rico, famoso, olvidado. Y tras una vida tan intensa fue precoz también para su despedida del mundo.

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